Molestias físicas durante el embarazo

Un cambio nuevo cada día

El embarazo es una aventura en la que la mujer experimenta muchos cambios a nivel físico. El cuerpo se adapta a la nueva situación y hay que cuidarlo durante el largo camino de los nueve meses de gestación. Se trata de conseguir que te sientas lo mejor posible, disfrutes del embarazo y puedas prevenir los posibles riesgos y molestias. ¡Aprende a cuidarte!

Estreñimiento y gases

La acción de la progesterona junto con la adaptación de tu organismo para protegerse del aumento de talla, el peso y la presión del bebé, hace que se ralentice el tránsito intestinal y se retengan más gases, además de favorecer el estreñimiento. Realiza ejercicios suaves como dar paseos o la natación, bebe agua y cuida tu alimentación tomando fruta, cereales integrales y verdura: tienen gran cantidad de fibra, lo que ayuda a regular el tránsito intestinal. Los preparados e infusiones a base de frutas como la ciruela, el tamarindo y o el kiwi también pueden ser tus grandes aliados.

Molestias digestivas

La relajación del estómago y del intestino para aumentar la absorción de los nutrientes, junto a la presión que ejerce el bebé sobre el estómago puede provocar acidez, reflujo y también estreñimiento. ¿Cómo evitarlo? Intenta no acostarte justo después de cenar, no realices comidas pesadas o muy especiadas. Si las molestias son frecuentes, consulta a tu médico.

Aumento de peso

Lo ideal es engordar un máximo de 12 kilos en total: 1,8 kg en el primer trimestre, 3,5 kg en el segundo y 400 gramos a la semana en el tercero. Si al principio tienes nauseas o malestar es normal que pierdas 1 o 2 kilos, pero los recuperarás cuando las molestias remitan. Si empiezas con sobrepeso, cuida lo que comes, aunque sin grandes restricciones ya que debes alimentarte de forma correcta para darle al bebé los nutrientes que necesita. Ten en cuenta que cada mujer es diferente y quien mejor te puede aconsejar es tu ginecólogo.

Cambios hormonales

A causa del aumento de hormonas producidas por la placenta como la gonadotropina coriónica humana (HCG), progestágeno, estrógenos, y lactógeno placentario humano (HPL), se producen en el cuerpo de la embarazada numerosos cambios fisiológicos, como son:

  • Retirada de la menstruación.
  • Aumento de tamaño de los pechos y útero.
  • Mareos y fatiga.
  • Somnolencia.
  • Aumento de la frecuencia de orinar.
  • Irritabilidad.
  • Mayor volumen sanguíneo para compensar el aumento de peso y alimentar al bebé

Cabello

A causa de los cambios hormonales, el pelo disminuye su proceso de renovación y crecimiento, por lo que luce más brillante, abundante y grueso, parece que se tenga más cantidad. El brillo viene dado por una mayor secreción de grasa, que aporta más vitalidad, sobre todo a mujeres con cabello seco. Tras el parto, es posible que notes una mayor pérdida, lo cual vuelve a estar relacionado con los cambios hormonales, ya que el periodo de renovación vuelve a ser el habitual.

Cambios en boca, encías y dientes

Producidos por los cambios hormonales y el aumento de las necesidades de calcio. Algunas de las molestias típicas de este periodo son:

  • Gingivitis (gingivitis gravídica): inflamación que enrojece las encías, volviéndolas sensibles y de sangrado fácil.
  • Caries: la modificación de la composición de la saliva puede aumentar la propensión a padecer caries durante el embarazo.
  • Debilitamiento del esmalte dental por la acción de los ácidos de los vómitos, o los productos dulces, o la falta de calcio para el feto, ya que el organismo lo extrae de tus reservas como dientes y huesos. Un aporte correcto de vitaminas A y D también ayudará a reforzar tus piezas dentales.

Infecciones vaginales

Debes mantener una buena higiene de la zona vaginal para evitar infecciones. ¿Los síntomas? Picor, escozor, enrojecimiento o cambios en la viscosidad o color del flujo... Consulta con tu ginecólogo si notas cualquiera de estas cosas.

Cambios en piel: las estrías

El embarazo comporta un estiramiento rápido de la piel de zonas como el abdomen, nalgas, caderas o senos, lo que produce en muchos casos la rotura de las fibras elásticas (colágeno y elastina), o lo que es lo mismo, la aparición de estrías, líneas paralelas rojizas, brillantes y delgadas, que se vuelven blancas con el paso del tiempo y, aunque quedan más disimuladas, son muy difíciles de eliminar. Por esta razón, es importante prevenirlas siempre que sea posible.

Manchas de la piel

Los cambios a nivel hormonal, metabólico, e inmunológico durante el embarazo pueden ocasionar la aparición de manchas de la piel (o melasmas). Se trata de un cambio en el color de la piel, sobre todo en la cara y otras zonas del cuerpo que se realza al darle el sol, hiperpigmentándose y volviéndose más oscura. También conocidos como cloasmas, se dan sobre todo en pómulos, nariz, labios y frente, aclarándose en el invierno cuando el sol es más tenue. La mayoría de las veces se eliminan tras el parto de forma progresiva.

El pecho

El pecho crece y cambia durante el embarazo de cara a parepararse para el proceso de lactancia del recién nacido. El primer trimestre aumenta de volumen debido a una mayor acumulación de grasa: verás más fácilmente las venas; los pezones se volverán más oscuros y puede que te piquen a causa de una mayor irrigación sanguínea; aparecerá la areola secundaria, que no es más que la piel de alrededor de la aureola que se vuelve moteada.

También puede que incluso notes unos bultitos: se trata de las glándulas conocidas como los "tubérculos de Montgomery", que ayudan a lubricar el pezón y conservar su flexibilidad. Cuando el bebé nazca, estas glándulas emitirán un olor que le guiará hacia tu pecho y le tranquilizará cuando mame. A partir del sexto mes, puede que notes la salida del calostro, un líquido lechoso de color amarillo claro y que servirá de primer alimento al bebé. Utiliza discos absorbentes para evitar manchar la ropa.

Prepara los pechos para prevenir la aparición de grieta. Utiliza cremas específicas para esta zona.

Hipotensión postural

Se debe a una disminución brusca de la presión sanguínea debido a un cambio de posición. Al descender la presión arterial por causa del embarazo, el sistema cardiovascular no reacciona tan rápido como antes, y puede producirte mareos. Si notas que te mareas, cambia rápidamente de posición: siéntate, aunque sea en el suelo, con los pies elevados.

Dolor de cabeza (cefaleas)

Son frecuentes en el embarazo y pueden estar provocados por los cambios hormonales, que congestionan y dilatan los vasos sanguíneos. Si esto se une a niveles bajos de azúcar (hipoglucemia) puede dar lugar a un bajón de la tensión arterial (hipotensión), lo que también conlleva mareos y cefaleas.

Varices

Aparecen a menudo durante el embarazo en la zona de las piernas a causa del aumento de peso y del volumen de sangre corporal. Además de ser antiestéticas, dificultan la circulación sanguínea en las venas, provocando dolores musculares, pesadez, calambres...

Piernas cansadas

A partir de la segunda mitad del embarazo, el aumento de peso del bebé incrementa la presión sobre piernas y tobillos. También el organismo acumula mucho más líquido, sobretodo en la parte inferior del cuerpo. Todo ello hace que en muchos casos, y sobre todo en épocas de calor, aparezca la sensación de piernas cansadas, además de tobillos y piernas hinchados. Para evitarlo, bebe líquidos y mantén las piernas en alto.

Hemorroides

Se trata de venas varicosas (varices) de la zona anal que producen picores, dolores y que pueden llegar a sangrar. Pueden empeorar con el estreñimiento, por la tensión que ejerce el útero en el intestino grueso, por lo que intenta evitarlas bebiendo mucha agua y con alimentos ricos en fibra. Consulta con tu ginecólogo sobre este tema.

Dolor de espalda

Aparece sobre todo en el tercer trimestre, cuando la zona lumbar se sobrecarga y contractura. Al crecer la matriz y el útero, la musculatura de glúteos y abdomen se relaja. Esto, unido a una menor actividad física puede favorecer los pinzamientos o contracturas del nervio ciático, con dolor en la zona baja de la espalda. También el aumento de peso conlleva un cambio postural (hiperlordosis adaptativa), lo que aumenta la carga sobre la espalda.

Falta de sueño

Encontrar una postura cómoda con el volumen de barriga del último trimestre es una tarea complicada. En muchas ocasiones se recomienda usar los cojines de lactancia. Pregunta a tu comadrona. También puedes sentir calambres o dolores, necesidad de orinar frecuentemente... todo ello influye en una mala calidad del sueño.

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