Una dieta equilibrada durante el embarazo

¡Crece el apetito, y el control!

Una vez pasado el malestar habitual del primer trimestre (enhorabuena por si no ha sido tu caso), a partir del segundo trimestre suele crecer el apetito. Debes alimentarte según tus necesidades y el hambre que sientas pero con un cierto control, evitando dietas estrictas. Opta por una alimentación variada, sana y equilibrada y verás como todo es más sencillo.

Disfrutar del embarazo también incluye la comida. Como ya te hemos comentado, seguramente tendrás más apetito. Tómatelo con calma y no te agobies demasiado con las cantidades. Utiliza el sentido común y trata de comer más frutas y verduras que te sacien sin tener un gran aporte calórico. Lo ideal es una dieta equilibrada y variada que te proporcione lo necesario para cubrir tus requerimientos de proteínas, calcio, lípidos, hidratos de carbono, minerales y vitaminas.

¿Qué alimentos se recomiendan especialmente durante este periodo? La leche y sus derivados como queso, yogur... Carnes de ave, pescado, huevos, cereales integrales y legumbres, además de frutas, verduras, ¡y mucha ensalada! que con su aporte de fibra te ayudará a regular el tránsito intestinal y a evitar el temido estreñimiento.

Lácteos

Son una fuente importante de proteínas, calcio y vitamina D. Lo ideal es tomar un mínimo de un vaso de leche al día, complementando esta ingesta con otros derivados lácteos como queso, cuajada, yogur... Si no te gusta su sabor, puedes añadir leche o nata a tus postres favoritos, cremas, salsas o a los cereales del desayuno.

Carne, pescado, huevos y legumbres

Come un mínimo de dos porciones al día de estos alimentos: conseguirás un buen aporte de hierro y proteínas. El huevo mejor cocido, y las carnes y pescados, mejor a la plancha o al vapor, aunque de vez en cuando puedes darte un capricho. Evita las vísceras y menudillos, y elimina el exceso de grasa si puedes.

El pescado azul como la sardina, la caballa, el arenque… son una excelente fuente de yodo, ácidos grasos poliinsaturados omega-3 que favorecen el desarrollo cerebral y estructuras de tu futuro bebé, vitamina D que favorece la absorción del calcio, además de conservar la salud de los huesos.

Frutas, verduras y ensaladas

Extraordinaria fuente de vitaminas, sales minerales y fibra, que debes tomar al menos cinco veces al día. Ya sea fresca, congelada o en conserva, no cuezas demasiado la verdura o perderá la mayor parte de su vitamina C, un antioxidante imprescindible para el mantenimiento de una piel sana y la absorción del hierro.

Pan y cereales

Come pan y cereales cada día. Si son integrales, mucho mejor pues constituyen un excelente aporte de energía y fibra, que además ayuda a prevenir el estreñimiento, por eso bebe muchos líquidos cuando los consumas. ¿Qué se recomienda? Pan y sus derivados (tanto normales como integrales), pasta, arroz o los cereales del desayuno.

Aceites y grasas

Siempre que puedas, cocina con aceite de oliva ya que, además de ser rico en ácido oleico (ácido graso monoinsaturado) contiene ácidos grasos esenciales (linolénico y linoleico), vitamina E y polifenoles, compuestos antioxidantes. Como alternativa, utiliza aceites vegetales como el de aceite de girasol, que además de lípidos aporta a tu cuerpo vitaminas liposolubles, y únicamente de manera esporádica utiliza mantequilla o margarina para cocinar. Vigila en no excederte en el consumo de grasas para que no repercuta en tu peso.

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