Tras nueve meses de espera, de cambios físicos y psicológicos, por fin ha llegado el momento. El bebé ha nacido y ahora ambos tendréis que adaptaros el uno al otro. Seguramente al principio te parecerá algo agotador, pero muy pronto os compenetraréis bien y podréis disfrutar juntos. Paciencia y sobre todo, ¡cuídate!
Cuidados de la madre
Es vital que te cuides la herida en caso de episiotomía o cesárea realizada durante el parto: límpiala correctamente y sécala después, puedes hacerlo con un secador. También debes tener una extrema higiene en la zona genital. Consulta a tu médico sobre los cuidados y recomendaciones, y acude a él ante cualquier problema de dolor intenso o sangrado.
Tras algunas semanas debes empezar con los ejercicios de Kegel, que ayudan a recuperar y fortalecer la zona perianal y tonificar la abdominal. También es aconsejable que hagas estiramientos con los músculos de la espalda para reducir los dolores articulares, que se ven muy afectados tras el embarazo. Recuerda, ¡haz ejercicio!
La alimentación también sigue siendo importante: una dieta variada y equilibrada te ayudará a recuperar el peso anterior y satisfacer tus necesidades nutricionales durante la lactancia, en el caso que des el pecho.
Nuevos sentimientos y sensaciones
Incluso las personas más tranquilas pueden sentirse inquietas ante la nueva situación y responsabilidad de cuidar a un hijo. Las madres además se tienen que enfrentar a los cambios físicos de su cuerpo pero también a los emocionales, muy influidos por los cambios hormonales, fuente de cambios de humor y estados de melancolía y tristeza. También resulta angustiante el pensar en todo momento si se le dan al bebé todos los cuidados que necesitan... hay que aprender a relajarse.
Cuidados del padre
Durante el embarazo has sido fundamental: has compartido con tu pareja las emociones y las inquietudes, y ahora también puedes apoyarla en caso de que esté triste o decaída tras el parto. Ayúdala en lo que puedas y trata de comprenderla.
Ocúpate de ella para que ella pueda ocuparse del bebé, sin ocupar su lugar, pero encontrando el tuyo. De igual modo que ella, tú también eres imprescindible.