Tu bebé sigue creciendo, superando pequeñas molestias de anteriores etapas, y enfrentándose a otras nuevas. Aquí encontrarás algunas claves para detectarlas y ayudar a mejorar su bienestar, pero recuerda que es vital que ante cualquier síntoma poco habitual acudas al pediatra a consultarle. ¡Él es el verdadero especialista en la salud de tu bebé!
Resfriado y mocos
Los niños pequeños se resfrían a menudo. El síntoma más evidente, a parte de los estornudos, son los mocos transparentes que posteriormente se vuelven amarillos o verdosos. Además de las indicaciones que te haya dado el pediatra, combate el resfriado con estos trucos:
- Hidrata a tu bebé con leche, agua y zumos.
- Si pierde apetito, puede ser porque la congestión le impide respirar bien al comer. No le fuerces e intenta que respire lo mejor posible.
- Límpiale la naricita con suero fisiológico. Si las secreciones nasales son espesas, utiliza el aspirador nasal.
Tos nocturna
Es otro síntoma del resfriado que impide que el bebé duerma y descanse. Algunas veces, ante la imposibilidad de respirar, el bebé acumula mocos que acaba vomitando.
¿Qué hacer para ayudarle a estar más cómodo?
- Si tose mucho o respira con dificultad, vigílale por si vomita.
- Acuéstalo de lado para evitar que se atragante en caso de vómito.
- En niños mayores, puedes ponerle una almohada para elevar su cabecita: le ayudará a respirar mejor y así conciliar el sueño.
Rinitis alérgica
Puede parecer como un resfriado que dura más de lo habitual. ¿Los síntomas? Ojos irritados, rojos y llorosos, estornudos frecuentes y moquitos líquidos y transparentes. Presta atención a otros síntomas que pueden haber pasado desapercibidos: si estornuda cuando hay polvo, cuando se acerca a oler una flor, al estar cerca de animales domésticos... consulta al pediatra porque puede tratarse de una alergia.
Algunas recomendaciones:
- Acude al pediatra para que estudie el caso.
- Elimina el polvo de la habitación del niño limpiando los objetos con agua caliente o líquidos desnaturalizadores de proteínas que se aplican a los muebles y hasta sobre las mascotas.
- Utiliza aspiradoras y purificadores con filtro de alta eficiencia para partículas (HEPA).
- Limpia una vez al mes los filtros de la calefacción y aire acondicionado.
- Ventila la habitación cada día e intenta también reducir la humedad ambiental lo máximo posible: lo ideal es por debajo del 50%. Puedes recurrir a un deshumificador.
- Evita que fumen cerca de tu hijo, así como los ambientes cargados de humo.
- Limpia con frecuencia el colchón y utiliza fundas antiácaros.
- Cambia las tapicerías, alfombras y cortinas de tela por otras enrollables.
- No dejes que tu hijo duerma con peluches, cojines...