Desde el nacimiento hasta los 6 meses de vida, la Organización Mundial de la Salud recomienda como único alimento de los bebés la lactancia materna. En caso de que ésta no sea posible, existen leches infantiles adaptadas al grado de maduración de su sistema digestivo, que le aportan los nutrientes necesarios para su desarrollo.
¿Cómo elegir la mejor leche infantil?
Lo primero es analizar su composición y elegir aquella que reproduzca al máximo la de la leche materna e incorpore los elementos nutritivos esenciales para el crecimiento.
En un bebé recién nacido, la mayoría de órganos y tejidos todavía están desarrollándose. Desde el cerebro, al sistema nervioso central, el inmunitario y sus defensas, la función visual, la mineralización de huesos y dientes… Por ello, y en caso que la lactancia materna no sea posible, es imprescindible encontrar la leche infantil que aporte los nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo de estas estructuras y tejidos. ¡Consulta a tu pediatra!
Tipos
Leches para lactantes sanos:
- Leches 1 para la alimentación desde el nacimiento hasta la introducción de la alimentación complementaria, sobre el 6º mes. Son las más parecidas a la leche materna.
- Leches de continuación. También conocidas como leches 2, están destinadas a lactantes de más de 6 meses que ya han iniciado la alimentación complementaria.
- Leches de crecimiento (o leches 3). Indicadas para preescolares de 1 a 3 años, por su composición intermedia son leches de transición entre las de continuación y la de vaca.
Leches indicadas para la solución de problemas:
- Leches especiales con modificaciones en su composición que las hacen adecuadas para la alimentación de lactantes y niños de corta edad con problemas o limitaciones en los procesos de absorción, digestión, o metabolismo de algún nutriente, como es el caso de alergias o intolerancias. De algunas de ellas existen dos preparados, fórmula para lactantes 1 y de continuación (2), para bebés de más de 6 meses que toman alimentación complementaria.
Elección
Elegir una buena leche infantil es sin duda elegir lo mejor para el bebé. Por ello, conviene optar por fórmulas que basen su composición en el estudio e investigación de la leche materna, y que incorporen en su composición el mayor número posible de nutrientes presentes en la misma que se sabe favorecen la maduración del bebé, como son:
- Proteínas séricas bioactivas ricas en inmunoglobulinas y lactoferrina, relacionadas con la maduración y mantenimiento de las defensas naturales.
- Prebióticos: como los fructooligosacáridos (FOS), que favorecen la aparición de una flora intestinal saludable y actúan como fibra soluble ayudando a normalizar el tránsito intestinal al disminuir la consistencia de las deposiciones y aumentar su frecuencia.
- Probióticos (Bifidobacterium infantis y Lactobacillus rhamnosus) que favorecen el equilibrio de la flora intestinal, al aumentar la presencia en la misma de lactobacilos y bifidobacterias. Se relacionan con la maduración del sistema digestivo y de las defensas naturales.
- Ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 y omega-6, de elevada concentración en las estructuras cerebrales, sistema nervioso y retina, y vitales para el crecimiento y desarrollo de estos órganos.
- El ß-palmitato que ayuda a aprovechar mejor las grasas y facilita la absorción del calcio y del magnesio, favoreciendo al mismo tiempo la aparición de heces más suaves y frecuentes.
- Nucleótidos, que ayudan a la maduración del sistema digestivo y las defensas. Su presencia en las leches infantiles se relaciona con una menor presencia de diarreas y trastornos digestivos.
- Carnitina, indispensable para la obtención de energía a partir de las grasas, y el correcto metabolismo de las proteínas, los hidratos de carbono, el colesterol y los triglicéridos.
Cantidades
Como en la lactancia materna, la alimentación con leches infantiles debe ser a demanda. Aunque las cantidades suelen estar indicadas en el etiquetado de cada leche, si tienes dudas, puedes guiarte de forma orientativa a través de la siguiente tabla. Recuerda que no todos los niños siguen el mismo ritmo y que algunos pueden necesitar más o menos alimento. ¡Viendo el desarrollo del peso y el crecimiento del bebé podrás comprobar si su alimentación es correcta!
Edad | Agua (ml) | Número de medidas | Tomas diarias |
---|---|---|---|
1ª y 2ª semana | 90 | 3 | 6 |
3ª y 4ª semana | 120 | 4 | 6 |
2º mes | 150 | 5 | 6 |
3r mes | 180 | 6 | 5 |
4º y 5º mes | 210 | 7 | 5 |
6º mes en adelante | 240 | 8 | 4 |
¡Recuerda! Mantén siempre la relación de 1 cacito raso de leche por cada 30 ml de agua para evitar la hiper o hipoalimentación y utiliza el cacito que viene en el envase, ya que no todos los cacitos son iguales y del mismo tamaño.
¿Cómo preparar un biberón?
Parece sencillo pero requiere su técnica. Primero, hay que elegir el tipo de agua, preferentemente envasada (mineral natural, de manantial o preparada) y de mineralización débil (estará indicado en su etiqueta). En caso de utilizar agua corriente, hiérvela un minuto. Pregunta a tu pediatra sobre qué tipo de agua te recomienda, que dependerá de la zona donde residas.
Para preparar el biberón se aconseja calentar el agua, verter la cantidad que necesites en el biberón y seguidamente añadir la leche en la cantidad de 1 cacito por cada 30 ml de agua. El biberón debe estar esterilizado, como la tetina y resto de elementos, cosa que debes hacer antes de cada toma durante los primeros meses de vida, pero que después puedes ir espaciando en el tiempo.
Recuerda que es importante que la leche no esté demasiado caliente ni fría. ¡A los bebés suelen gustarles las temperaturas suaves! Prueba la temperatura en tu muñeca antes de dársela a tu bebé, para evitar que se queme.
Alimentando a tu bebé fuera de casa
Como seguramente sabrás, se recomienda no conservar la leche ni los biberones preparados. Hazlos justo cuando tu bebé vaya a consumirlos.
Si vais a salir, puedes llevar el agua caliente en un termo para mezclarla con la leche en polvo ya medida, como aconseja la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.
Sólo así podrás asegurar y mantener las características nutricionales y sanitarias óptimas para la alimentación de tu bebé. ¡Buen viaje!