Comida y niños: el olor importa

18 de Noviembre del 2020

Cuando hablamos de la comida, el sentido del olfato no es únicamente el que manda en el niño. El olfato también se vuelve el protagonista y puede determinar que un niño rechace o no un alimento. Piensa en las recetas e invita a tu pequeño a comer de todo.

El olfato y el gusto son los encargados de que el cerebro reconozca y aprecie los sabores. Las papilas gustativas identificarán el gusto y el olfato identificará los olores. Por ello, estos dos sentidos resultarán esenciales a la hora de que el niño perciba como agradable o desagradable un alimento.

Suelen sentir preferencia por los olores más agradables, dulces, suaves y naturales (bollos, vainilla o frutas) porque lo asocian al olor del líquido amniótico o la leche. Por eso les encantan las papillas de cereales, como las Blevit Plus. A medida que va creciendo, el gusto se va adaptando a nuevos sabores, aunque al principio pueda mostrar rechazo por gustos amargos, salados o ácidos.

Cuando empiezan a comer de todo acostumbran a mostrar rechazo a olores como el de las verduras o el de los pescados. Deberás buscar maneras para que les seduzca y les agrade, para no obligarles. Prueba a elaborar salsas o guarniciones que den un toque suave a la receta y les suavice el sabor:

  • Acompaña el pescado blanco con una salsa de calabaza, puerro y zanahoria.

  • Acompaña las verduras con una salsa de leche, nata y calabacín para suavizar los sabores más fuertes.

  • Acompaña los platos con patatas al horno, con aceite y machacadas como puré, que aportará jugosidad al plato.

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